Tres peligros acechan al pensar.
El peligro bueno, y por ende saludable, es la vecindad del poeta cantor.
El peligro maligno, y por ende el más agudo, es el pensar mismo. Éste ha de pensar contra sí mismo, algo de lo que sólo raras veces es capaz.
El peligro debido a una mala constitución, y por ende desordenado, es el filosofar.
LLEGÓ LA POESÍA Y ME DIJO
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio